Jamás te recuerdo
porque nunca te olvido,
tu cuerpo fue la guarida favorita de mi cuerpo...
Y ahora tengo las arterias
llenas de etcéteras
y un corazón espartano
y unas manos que creen en los milagros.
Al límite de un temblor de conspiración divina,
el rumbo de tus sueños
coincide con mis pesadillas.
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